Mitos odontológicos (segunda parte)


“Es normal perder los dientes con el paso de los años”
Esto es falso. Está comprobado que la edad en sí misma no tiene relación con la caries y la enfermedad periodontal (de las encías). La pérdida de dientes nunca es un proceso fisiológico en el organismo (o sea, no se encuentra dentro de los cambios normales que se dan con el paso del tiempo). Es por eso que todos deberíamos llegar a la tercera edad con todas nuestras piezas dentarias en boca.

“A veces los dolores dentales pueden solucionarse con un analgésico o un antibiótico”
Ésto, además de ser falso, es peligroso. Por un lado la automedicación: el paciente llega generalmente a la consulta no sólo con dolor de varios días o meses, sino con un historial de medicamentos mal tomados y autoindicados, que provocan desde malestares de estómago y resistencia microbiana a los antibióticos hasta enmascaramiento de síntomas. Por otro lado, es común ver en estos pacientes que acostumbran a posponer la visita al dentista, daños muchas veces irreversibles de sus dientes por haber optado por intentar “solucionar” el problema tomando todo tipo de medicamentos. Bueno, la realidad es que ningún problema odontológico se soluciona sólo con medicación. Lo conveniente es, si queremos salvar nuestros dientes, acudir al dentista cuando comienzan a doler. Con esto, ahorraremos tiempo, sufrimiento y seguramente mejorará el pronóstico de la pieza dentaria en cuestión.

Tengo una caries, pero nunca me dolió”
Ésto puede pasar. Pero no quiere decir que no sea necesario hacer nada con ese diente. El dolor es muy subjetivo: puede doler mucho algo cuya solución sea muy sencilla, o puede no doler una pieza dentaria cuya pulpa (nervio) ya murió a causa de una caries y está en boca esperando a que las bacterias que se encuentran dentro de él comiencen un proceso infeccioso (flemón). Hay caries que apenas están comenzando a deteriorar los dientes, son generalmente sólo perceptibles por el Odontólogo, y cuya solución puede evitarnos problemas futuros. En conclusión, esperar a que los dientes nos duelan para ir al Odontólogo, no siempre es una buena idea.

Mitos odontológicos.



Algunas cosas que “se dicen” y son falsas:

“Los embarazos descalcifican los dientes”

No hay que echarle la culpa al bebé de “quitarle el calcio a los dientes de la madre”, ya que esto no sucede. Lo que sí habrá es una predisposición a gingivitis (inflamación de la encía) por cambios hormonales en la madre durante la gestación. También una predisposición a caries por aumento de consumo de azúcares (los famosos antojos) que muchas veces son acompañados con un descuido en la higiene dental. 



“Lavarse con bicarbonato de sodio y limón blanquea los dientes”

 No los blanquea, sino que los desgasta, pudiendo generar una abrasión del esmalte que quita los pigmentos. Esta abrasión es perjudicial y con el tiempo puede producir sensibilidad en los dientes. El ácido desmineraliza el esmalte y un abrasivo como el bicarbonato se encarga de barrer con lo que se desmineralizó.


“Las piezas obturadas (arregladas) están condenadas a perderse”

Una pieza puede perderse, esté o no obturada. Si el arreglo está bien realizado, se usaron buenos materiales y el paciente practica una correcta higiene bucal y controles periódicos para supervisar esas piezas, no tienen por qué perderse.


“Los dentífricos mientras más abrasivos, mejor”

En realidad las pastas dentales son secundarias en la higiene dental. Lo fundamental es una buena técnica de cepillado y el uso del hilo dental. No podemos generalizar acerca de qué instrumentos de higiene y técnicas son mejores, porque todos somos diferentes. Incluso en casos de abrasiones (desgastes dentarios por exceso de cepillado o cepillo duro), se pueden indicar pastas sin abrasivos para no empeorar el cuadro.


“Cuando una parte de la encía sangra no hay que tocarla con el cepillo”

 El sangrado es señal de que existe una inflamación en el tejido que rodea el diente. Cuando esto sucede hay que concentrarse  en mejorar el cepillado es esa zona aunque sangre, y hay que hacerlo por unos días hasta que se desinflame. No realizar un cepillado brusco pero si tratando de limpiar lo mejor posible para eliminar la placa bacteriana en esa zona, que es la que produce la inflamación. Si no mejora hay que consultar con el Odontólogo, tal vez necesite algún tratamiento en el consultorio o indicaciones más específicas.


“Los blanqueamientos dentarios son perjudiciales para el diente y duran para siempre”

Los nuevos productos y técnicas de blanqueamiento dentario no son perjudiciales para los dientes, siempre y cuando sea realizado y supervisado por el profesional. Además previamente es necesario estudiar  las manchas para ver si es viable realizar el tratamiento (o sea, ver si funcionará en ese caso en particular). Es importante saber que ningún tratamiento de blanqueamiento dura para siempre. Así como se pigmentaron los dientes antes, si la persona sigue consumiendo alimentos o bebidas que manchan, volverán a hacerlo con el tiempo.


“No hace falta arreglar las piezas dentarias de leche cuando tienen caries, porque luego serán cambiadas”

Es tan importante eliminar las caries de los dientes de leche como de los permanentes, por muchos motivos, entre ellos devolver la salud bucal de los niños, evitar pérdidas dentarias prematuras y evitar infecciones dentarias que puedan comprometer la salud de dientes permanentes y la del niño en general.

Od. Juan José Orellano.
Mat. n° 4896/02

El consumo de azúcar y su relación con la caries dental.


Ha sido demostrado, mediante diferentes estudios realizados desde fines del siglo XVIII, el papel fundamental de los azúcares en la formación de la caries dental. Esto es así, básicamente, porque son el sustrato que necesitan las bacterias que se encuentran formando la placa bacteriana en nuestros dientes, para producir los ácidos que irán destruyendo los mismos.

Es importante tener en cuenta:
  1. No sólo la cantidad que se consume, sino cuántas veces al día. Es más importante preocuparse por disminuir los momentos de ingesta diaria, sobre todo cuando no son acompañadas por una correcta higiene posterior.
  2. El tipo de alimento: mientras más viscosos, pegajosos, durarán más tiempo en nuestra boca, por lo tanto serán más perjudiciales.
  3. Tener en cuenta que los azúcares no sólo están presentes en los chocolates y caramelos, sino también en masitas, dulces, jugos y gaseosas, entre otros.
  4. El consumo fuera de los horarios de comida, sobre todo a la noche, antes de dormir y sin un cepillado dental posterior, es mucho más perjudicial.

Es importante no prohibir a los niños el consumo de golosinas y bebidas azucaradas, pero si tener un control de la frecuencia y los momentos en el cual lo hace. 
También es de suma importancia trabajar en ellos para lograr una cultura de alimentación sana, acostumbrándolos a tomar más agua (y reservar las gaseosas y jugos para ciertos momentos, por ejemplo fines de semana) y a consumir mayor cantidad de frutas, verduras y cereales, que por un lado contienen menor cantidad de azúcar y por otro aportan mayor cantidad de fibras, las cuales favorecen la limpieza natural de los dientes y estimulan una mayor salivación, mejorando la salud dentaria y en general de todo el organismo.

¿Cuándo y cómo enseñarle a un niño a cepillar sus dientes?


La higiene oral junto con el control de la ingesta de azúcares, es clave para prevenir caries dentales.
Ante todo es importante saber que la higiene oral es un hábito, el cual es fundamental inculcarlo lo antes posible a los niños para lograr hacer de él una actividad rutinaria.

Desde la aparición del primer diente (6to mes de vida aproximadamente) el responsable de la limpieza dentaria será el adulto a cargo del niño. Debe hacerlo utilizando gasas húmedas, dedales de silicona y luego pequeños cepillos dentales, acordes al tamaño de su boca.

Es aconsejable, desde el año de vida, que el niño tenga ya su cepillo de dientes, para que lo lleve a la boca y juegue con él. Cuando el adulto vaya al baño a cepillar sus dientes, lo llevará también, para que comience a imitar este comportamiento. Demás está decir que es sólo para que vaya adquiriendo el hábito, luego el adulto cepillará sus dientes correctamente. Lo hará con movimientos horizontales, abarcando todas sus piezas dentarias.

Hasta los 2 años, no se usará pasta de dientes, ya que se corre el riesgo de ser tragada. A partir de los 3 o 4 años, o cuando el niño demuestre que no lo hará, podemos usar pasta de dientes para niños, que vienen con menor cantidad de flúor.

A partir de los 6 años, ya puede usar pasta con concentraciones normales de flúor. Recordar que a esa edad ya tienen los primeros molares permanentes, que salen por detrás de las últimas muelas temporarias y que muchas veces pasan inadvertidas por salir sin que se caiga ningún diente temporario.

Es importante comprender que “los hábitos de salud bucal pueden ser adquiridos por un niño sólo si   tiene un adulto que se los transmita”.